lunes, 1 de septiembre de 2014






GRILLO DE LA ESPERANZA
(1963)






Si te digo

Hermano si te digo
            que la tarde
tiene alcoba en mi alma
            que se vino huésped
a mi alma
            Hermano
Aclamada de ojos compañeros
            la miro
propicia en el encuentro
            la escucho
la toco en la palabra
            y florece en el ruido
como algo desusado
            que ni el recuerdo
siquiera lo menciona
            porque no es de este idioma
tan sólo la tarde
            llena su abecedario.





Abstracción

       Me lo dijeron
       Estaba muerto el pájaro
       y miré en el recuerdo
       su canto largamente.


Por el profundo color azucarado
Por el miedo de los párpados
de mirar la luz
Comprendí que la hora
vertiginosa de la pausa
La lentitud total
Era la suma
de absolutos rincones circulares
De ondas equidistantes
Muriendo concéntricas
Como sombra de luz
iluminada por la sombra
Urdiendo en su homenaje
vocalizaba el viento
entre las plumas

Sobre el último sitio
Sobre los ojos ciegos
Sobre sus ojos
todavía ojos
debajo de los párpados
Al primer contacto
con la muerte.





Grillo de la espera

Si algo te mueve
Grillo rengo
Y escapas por la escarcha
Cuando mediodía
Es un relámpago lento
Un ciervo deshojándose
Estirando el cuerpo en el olfato
Acercándole sangre a la huída.

Si algo te mueve
Productor del acecho
Minimizada célula de la huída
Los relojes envueltos
Los zapatos envueltos
Los silencios envueltos
Dirán es la hora.

Si algo te mueve
El miedo
Tinta seca
Te mojará los labios
Con ausencia
Las sílabas abstractas
Los nombres que no dicen
Lo que pronuncia el ámbito
callando.

Si algo te mueve
Y vives
Si respiras
Algo en la primavera
Y empollas tu nostalgia
Nombrándola
Aplaza tu impaciencia
Cree en tus dedos fértiles
Aguarda
Aún es temprano
Pasa.





Mis amigos

Ante ellos
tiembla por muchacha la noche
puedo
en la dimensión del aliento
ofrecerles en estrellas
el hueco de la mano
amanecida
torrencial
sin los huérfanos soles
de la lluvia.

Sal de dolerme
amigos
lo que nombro
deja acampar al hombre
en la esperanza
abierta de mis ojos.

Amigos
mis amigos
-los que nombro-
y esta paz interior
que lo subraya
-todo nombre a pulmón-
lo da mi sangre.

Oh, amigos que anido
Compañeros
ídolos de la sangre
en el cauce quebrado
de mi risa
Ah esta luz de silencio
que alimenta
bulliciosos recuerdos
y alumbra este sosiego
de ir aprendiendo
a morir cada día.

Amigos
mis amigos
desde el poro cerrado de mi puño
donde queda su ruta
solo
sin mí
en ausencia
mi abrazo
los compone en el rostro
y en la luz
me queda la acústica
del nombre
diciéndoles
haciéndolos volumen.

Sin distancia
hoy los traigo hasta aquí
los hago carne
se sostienen
latitud transparente
de un verano
en el hombre
se visten de presencia
entre nosotros.





Juan Esperanza

Juan
si te queda
algún grillo ventrílocuo
en la tarde
en la pequeña rosa de los vientos
de algún Juan de la Calle
yo te pido
septiembre amigo
que no olvides
que otros buscan
necesitan
las alas de tus manos
la tabla de tus manos
las llaves que en tus manos
descubrirán sus puertas.

Juan
igual a nosotros
prosódica presencia
sé que tú lo sabes
volviéndole los ojos
a la almohada
y conversando poco.

no necesito
más que tu cara justa
veloz en la prudencia
en la lenta palabra
o en tu rostro
perdiéndote en los ojos.

Pero si necesito
Juan
reunido de aceras
saber que en la distancia
tengo un hueco
igual al volumen de mi sombra
y cultivo el tuyo
esperando hasta el hueso
de la palabra hermano
que nos da la presencia.





Alejandro Niño

Alejandro
niebla y rosa nos obligan
ser hoy
una esmeralda dividida.
No sé
si algún resquicio
se abre en tus gestos
donde pueda caberte mi recuerdo.

Un rinoceronte de luz
me atropella en las sombras
convalece un juguete de la infancia
por tu nombre de hermano
por la rota inocencia de los años
por el castigo de la luz sin horas
que envejece en la siesta de la sangre
su verdadero sitio atormentado.

Alejandro de un mito
-dan a misa las alas
un pájaro
te olvidas- eras niño
eras promesa rosa en mi recuerdo
llama de espejo diurno
en la presencia
eras monarca
en mi pobreza trece.

Criatura del liquen
la mortandad ociosa de la tarde
dibuja en nieblas
al pasado ausente
los ojos se acostumbran
al ritmo del olvido
guardan en junio
esta antigua esperanza
y acuñan en su tránsito a diciembre
al corazón sin pulso de tu rostro.





Palabras para mi hijo

Te he buscado en el hombre
más alla de la carne
y esta antigua promesa
de sufrir cada día.

Te he traído a la vida
consciente de mi anhelo
y te doy con el nombre
lo que hasta ayer fue mío.

Quiera dios que estés lleno
de relojes pacíficos
y lleves en tu alma
la verdad como un ancla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario